Dos llantas, un manubrio y mucha condición física es lo que casi cualquier ser humano necesita para transportarse de un lado a otro. Desde que se inventó la bicicleta, no ha hecho falta más que un pequeño empuje para llegar a cualquier destino, conectar a una comunidad y, al mismo tiempo, combatir el problema de la obesidad y el sedentarismo de una sociedad cada vez más contaminada por la televisión y los videojuegos. Por eso es maravillo, que en Phoenix y Hermosillo las bicicletas se han vuelto a poner de moda.
En la actualidad no solo se ve a los niños recorrer los parques intentando mantener el equilibrio; las noches también se han convertido en un campo de juego para los mayores de edad. Sin embargo, la diferencia entre Arizona y Sonora, es que de este lado del muro sí se cuenta con la infraestructura necesaria para promover el ciclismo como un deporte o un pasatiempo y no como un lujo de las nuevas generaciones.
Cuando se tramita la licencia de conducir en Arizona es imperante que el solicitante conozca al derecho y al revés las leyes de tránsito estatal, muchas de ellas relativas al cuidado de los ciclistas y el respeto de la ciclovía. Ahora bien, con los incentivos del gobierno federal, se han ampliado las calles para respetar el carril destinado a las bicicletas y hacer rampas accesibles en la mayoría de los caminos, así como para la instalación de lugares seguros en los que se puedan estacionar sin temor de ser atracados por los amantes de lo ajeno.
En Phoenix, el año pasado se echó a andar un programa llamado “Grid Bike” para rentar bicicletas a un precio accesible y con todas las medidas de seguridad.
Como parte de este proyecto se instalaron 300 bicicletas de renta, en más de 50 localidades, en las zonas más convenientes de la ciudad. En este 2015, se habla de un plan de expansión para incluir la zona universitaria y turística de Tempe, así como el área comercial y educativa de Mesa.
A cuatro meses de la implementación de este proyecto, más de 2 mil 250 miembros han utilizado el servicio, acumulando un total de 14 mil 75 millas pedaleadas. Es sencillo: para rentar la bicicleta solo se necesita una tarjeta de crédito y acceder a una página de internet o aplicación móvil. La tarifa del servicio es de 5 dólares por hora, 30 por mes, y la membresía anual cuesta de 59 a 79.
Para prevenir el robo y rastrear los vehículos, las bicicletas cuentan con la tecnología GPS, que también permite a los usuarios obtener direcciones e instrucciones para llegar a su destino. Esta modalidad es utilizada con más frecuencia por los visitantes y fue un gran éxito durante las celebraciones del Súper Tazón. Además, existe la conveniencia de que uno puede rentar una bici en un lado y entregarla en otro, sin tener que pagar extra por el servicio.
El programa piloto de las bicicletas de renta forma parte de un proyecto de transporte público más sofisticado, que tiene la finalidad de aliviar el congestionamiento vial, reducir la contaminación y combatir el creciente problema de obesidad. Así, Phoenix sería una ciudad más saludable en todo los sentidos.
Como parte de ese plan integral, las estaciones de renta están ubicadas estratégicamente cerca de las paradas del tren ligero o los camiones urbanos. Estos también están conectados con el Sky Train, que transporta a los viajeros al aeropuerto desde la vía pública, y a los lugares designados para los taxis. Es decir, con una bicicleta se puede llegar hasta el cielo.
Ahora pensemos cómo funcionaría este sistema en Sonora.
Entre los desafíos más grandes estaría que no cualquier persona tiene acceso a una tarjeta de crédito de una institución bancaria (aunque sí de muchas tiendas departamentales); también se enfrentarían al obstáculo de que muchas de las calles apenas son apropiadas para vehículos (aunque en bici es más fácil sortear los baches), ya que no se cuenta con un carril especializado para las bicicletas y no existe la cultura de respetar al ciclista como un vehículo más en el tránsito local. Además, se tendría que trabajar mucho para evitar que el vandalismo se apodere de las bicicletas en los espacios públicos y que los delincuentes no se las ingenien para llevarse a casa cargando ese vehículo de dos llantas.
Sería un reto, sí, pero también un gran triunfo.
En Sonora se debería de aprovechar que la bicicleta se ha vuelto a poner de moda para reprogramar a las nuevas generaciones e inculcarles una cultura de amor al pedaleo y del respeto a la naturaleza, el bolsillo y la salud. Phoenix se está convirtiendo en ejemplo de que sí funciona, Hermosillo lo podría ser también.