La prostitución política de la frontera

ARIZONA – La frontera no se visita, se vive. No se desnuda ante cualquiera. Se siente violada cuando llegan a recorrerla los políticos custodiados por militares; la pisan y la usan por unas horas y, sin remordimiento, se van. Solo le dejan dolores y cicatrices. En la diplomacia no hay tiempo para acariciarla o domarla;…