ARIZONA – No los mató el desierto ni el viaje ni el río; se les fue la vida cuando cruzaron la frontera y soltaron el cuerpo. Habían llegado al Norte; pensaron que lo peor ya había pasado y se entregaron. Ahí los halló la muerte: inocentes, curtidos, cansados, esperanzados… enfermos. Los agentes de inmigración de…